martes, 6 de octubre de 2009

Divertimento - Psicopatología de Winnie Pooh

Psicopatología Recreativa: 3. El trasunto psiquiátrico del Bosque de los 100 Acres

Continuando con los trabajos de estudiosos sobre el aspecto psiquiátrico de los comics y tebeos, presentamos hoy un artículo que conjuga el sistema multiaxial del DSM-IV con los personajes del Bosque de los 100 Acres.

¿Qué es eso del Bosque de los Cien Acres?, preguntará el lector no iniciado. Esto podemos explicarlo muy bien con la experiencia que dan muchas horas de acompañante de infantes espectadores de películas de dibujos animados: El Bosque de los 100 Acres es el marco de las aventuras del Osito Winnie y sus compañeros. Aunque el espaldarazo definitivo le llegó al personaje con su paso al cine de la mano de Disney, Winnie the Pooh es una creación del escritor Alan Milne (1882-1956), escocés, como JM Barrie, creador de Peter Pan. A partir de 1925 y con diversos soportes (radiofónico, literario), Milne fue introduciendo a Winnie y sus amigos, entre los que ocupa un lugar muy destacado Christopher Robin, el niño amigo del osito, que debe su nombre al hijo del propio Milne. El éxito de la serie fue enorme, y curiosamente el mayor perjudicado fue el propio Christopher Robin Milne, que desbordado por su propia imagen y la sombra del éxito de su padre fue fracasando en cuantas empresas intentó, hasta el punto de optar por alejarse definitivamente de su familia de origen.

Pues bien: Aunque según una biografía de Milne “Winnie the Pooh es la única gran fantasía infantil no modelada por las represiones sociales y sexuales de su autor”, la pediatra canadiense Sharah E. Shea y colaboradores publicaron en el Canadian Medical Asociación Journal de diciembre de 2000 un artículo en el que encontraban toda suerte de trastornos mentales en sus personajes, a partir de una perspectiva que definían como de “neurodesarrollo”. Hay que aclarar que el artículo aparecía en el número de Navidad de la revista, que al igual que el del BMJ acostumbra a ser un collage de cuestiones humanísticas y humorísticas.

Los autores comienzan con Winnie Pooh, de quien nos dicen que es la expresión de la comorbilidad, ya que padece un Trastorno por Déficit de atención con hiperactividad, con predominio del déficit de atención (F98.8; el código CIE 10, chocante omisión de los autores, es una exclusiva para los lectores de esta sección). Según nos cuentan, llegaron al diagnóstico después de una especie de sesión clínica en la que se debatió si en realidad lo que predominaba era la impulsividad, para llegar a la conclusión de que este rasgo se debe a otro diagnóstico comórbido: el de retraso mental, que como es debido colocan en el eje II (no ofrecen más detalles, pero como no hay evidencia de que se le haya pasado un test ad hoc, nos quedaremos con el “de gravedad no especificada”: F79.9). En opinión de Shea y asociados, Winnie padece también un trastorno obsesivo compulsivo (F42.8), como demuestran irrefutablemente su fijación obsesiva por la miel (que contribuye a su obesidad, diagnóstico de eje III) y una especie de obsesión aritmética, ya que cuenta sin parar. La comorbilidad TOC – TDAH sugiere a los autores que podría presentar un Tourette. Como tratamiento, sugieren metilfenidato (aunque tal vez podrían estar indicados los ISRS, dada su comorbilidad obsesiva).

La sintomatología que exhibe a lo largo de la serie hace que Piglet, el cerdito amigo de Winnie, recibe el diagnóstico de Trastorno por Ansiedad Generalizada (F41.1). Shea y colaboradores lamentan que no se le hubiera diagnosticado y tratado a tiempo con paroxetina o cualquier otro agente antipánico. Desde la perspectiva histórica que nos da revisar este artículo en 2004 podemos contribuir al debate planteando si este tratamiento es adecuado; en efecto: el pequeño tamaño de Piglet (que merece un “retraso del desarrollo” en el eje III), nos hace preguntarnos si ya es adulto o es aún adolescente, y ya se sabe que existe una gran controversia sobre el uso de la paroxetina en este grupo de edad. Como tampoco nos consta que haya suficiente experiencia sobre el uso de ISRS en cerdos de cualquier edad tendremos que abonarnos a la eterna coletilla del further studies are needed.

Igor (Eeyore en el original) es un burrito de trapo nihilista al que Shea y colaboradores diagnostican de distimia (F300.4) para la que sugieren un ISRS o, si lo tiene a mano en su entorno, un uso generoso del hipérico. No creemos que este último remedio deba indicarse sin precauciones especiales, ya que dado lo cenizo del sujeto en cuestión no sería de extrañar que el hipérico le produjera un eritema solar. En el eje III es de reseñar una amputación traumática de cola y en el eje IV, la falta de alojamiento adecuado, ya que siempre está intentando construirse una casa.

En cuanto al búho, según nuestros investigadores, es obvio que padece una dislexia (Trastorno de la lectura: F81) y que lamentablemente no recibió a tiempo un tratamiento adecuado para su problema. Conejo, a su vez, es un caso paradigmático de Trastorno Narcisista de Personalidad (F60.8), aunque al menos en la versión de Disney le cuadraría mejor una caracteropatía compulsiva (F60.5). La síntesis adecuada sería obviamente un Trastorno mixto de la personalidad (F61.0 en la CIE-10, pero no reconocido en el DSM-IV, según el cual deberíamos utilizar la categoría del Trastorno de la personalidad no especificado: F60.9).

El pequeño canguro Rito (<strong>Roo en el original), preocupa a nuestro equipo investigador por vivir en una familia monoparental (su madre Cangu o Kanga en el original es según la serie su única progenitora conocida). Hay otros datos que colman de inquietud a los investigadores: Cangu tiene unos hábitos alimentarios deficientes, con abuso de los extractos de malta y su mejor amigo es Tigger, que padece un Trastorno por déficit de atención con hiperactividad, tipo con predominio hiperactivo-impulsivo (F90.0), lo que obviamente le convierte en una figura de referencia inadecuada. Esta conjunción de factores desfavorables aboca al pobre canguro a una futura adolescencia marginal y disocial. La pareja Cangu – Rito merece en el Eje IV, la consideración de madre monoparental, en paro y sobreprotectora (Cangu) y de hijo de hogar monoparental, con un grupo de amigos poco recomendable y con tendencia al abuso de los extractos de malta. Para este evidente “caso social” poco puede hacerse desde la Medicina o Psiquiatría, y al margen de las reflexiones de los autores al respecto podemos sugerir que se derive el caso a la trabajadora social del equipo. Y respecto a Tigger los autores sugieren, entre otros posibles remedios, la clonidina.

Para terminar, posan su atención en Christopher Robin, el niño amigo de Winnie y líder tácito de los animalillos del Bosque de los 100 Acres. Para Shea y colaboradores, este personaje no presenta todavía un trastorno definido, pero exhibe algunas características preocupantes. Carece de supervisión parental, pasa el tiempo hablando con animales, su rendimiento escolar es mejorable, y a juzgar por las ilustraciones originales de la serie podría verse afectado en el futuro por un trastorno de Identidad Sexual (F64.2 si aparece en la infancia de Christopher Robin y F64.0 si eclosiona en su adolescencia o edad adulta).

Como colofón hay que decir que este trabajo fue citado en el periódico de más tirada de nuestro entorno en un tono bastante literal y sin aclarar el sentido jocoso del número de la revista en que se publicó. ¿Cómo explicar que un periódico se tome medio en serio un artículo como el descrito, que daría al lector medio la impresión de que en Canadá hay un grupo de chiflados fundamentalistas capaz de diagnosticar a todo lo que se les ponga a tiro? Como sin duda hay explicaciones más lógicas y sensatas, se nos ocurre sugerir que tal vez sea porque a nadie le choca demasiado que desde la Psiquiatría se emitan diagnósticos sin ton ni son. Pero, claro, esto lo sugerimos en sintonía el tono desenfadado y surrealista del trabajo de Shea y colaboradores... más o menos.

Fuente:
Shea SE, Gordon K, Hawkins A, Kawchuk J, Smith D. Pathology in the Hundred Acre Wood: a neurodevelopmental perspective on A.A. Milne. CMAJ 2000 163: 1557-1559.

1 comentario:

  1. Leí el articulo original, y si bien hay cuestiones innegablemente ciertas acerca del analisis que se hace de los personajes... no se puede ignorar el tono jocoso con que el articulo ha sido escrito. Por ese lado, quede sumamente sorprendida al leer los comentarios que el articulo tiene en respuesta, en los cuales se rebaten los diagnosticos propuestos. Solo un comentario al final me parecio que tenía algo de sentido en señalar lo obvio: No caigamos en el error de patologizar todo y a todos...

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