sábado, 10 de septiembre de 2011

Reflexiones para crecer I

Autonomía

Ser autónomo significa reclamarse a sí mismo.
También significa pertenecerse, decidir su propio destino, 
y asumir la responsabilidad de sus propios pensamientos, sentimientos, conductas
y la creación de su propia vida.

Dorothy Jongeward
En busca del éxito


Máscaras 

Cada vez que me pongo una máscara para tapar mi realidad,
fingiendo ser lo que no soy,
fingiendo no ser lo que soy,

Lo hago para atraer a la gente;
luego descubro que sólo atraigo a otros enmascarados,
alejando a los demás debido a un estorbo; la máscara.

Lo hago para evitar que la gente vea mis debilidades;
luego descubro que al no ver mi humanidad, los demás
no me pueden querer por lo que soy, sino por la máscara.

Lo hago para preservar mis amistades;
luego descubro que cuando pierdo un amigo por haber sido auténtico,
realmente no era amigo mío sino de la máscara.

Lo hago para evitar ofender a alguien y ser diplomático;
luego descubro que aquello que más ofende a las personas
con quienes quiero intimar, es la máscara.

Lo hago convencido de que es lo mejor que puedo hacer
para ser amado; luego descubro la triste paradoja;
lo que más deseo lograr con mis máscaras
es precisamente lo que impido con ellas.

Gilbert Brenson Lazán
Instituto de Psicología Neo-Humanista



El loco

Me preguntáis como me volví loco. Así sucedió:
Un día, mucho antes de que nacieran los dioses, 

desperté de un profundo sueño y descubrí que
me habían robado todas mis máscaras -

si; las siete máscaras que yo mismo me había
confeccionado, y que llevé en siete vidas distintas-;

corrí sin máscara por las calles atestadas de
gente, gritando:

-¡Ladrones! ¡Ladrones! ¡Malditos ladrones!
Hombres y mujeres se reían de mí, y al verme, varias personas,

llenas de espanto, corrieron a refugiarse en sus casas. 
Y cuando llegué a la plaza del mercado, 
un joven, de pie en la azotea de su
casa, señalándome gritó:

-Miren! ¡Es un loco!

Alcé la cabeza para ver quién gritaba, 

y por vez primera el sol besó mi desnudo rostro, y mi alma
se inflamó de amor al sol, y ya no quise tener máscaras. 

Y como si fuera presa de un trance, grité:
-¡Benditos! ¡Benditos sean los ladrones que me robaron mis máscaras!

Así fue que me convertí en un loco.

Y en mi locura he hallado libertad y seguridad; 

la libertad de la soledad y la seguridad de no ser comprendido, 
pues quienes nos comprenden esclavizan una parte de nuestro ser.
Pero no dejéis que me enorgullezca demasiado de mi seguridad; 

ni siquiera el ladrón encarcelado está a salvo de otro ladrón.

Khalil Gibrán
El loco

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