Khalil Gibrán (Líbano 1883, New York 1931), notable poeta y ensayista libanés, tuvo la extraordinaria cualidad de resumir en pocas palabras conceptos de gran trascendencia estética y filosófica.
En 1918 publicó El loco, conjunto de pequeños relatos que a manera de parábolas cuestionan los límites y percepción social de cordura y locura, redefiniendo ambos conceptos a la luz de la reflexión. Los relatos, atemporales y ubicuos por excelencia, tienen plena vigencia para perfilar el comportamiento humano y se constituyen intuitivamente en herramienta y recurso narrativo psicoterapéutico.
En 1918 publicó El loco, conjunto de pequeños relatos que a manera de parábolas cuestionan los límites y percepción social de cordura y locura, redefiniendo ambos conceptos a la luz de la reflexión. Los relatos, atemporales y ubicuos por excelencia, tienen plena vigencia para perfilar el comportamiento humano y se constituyen intuitivamente en herramienta y recurso narrativo psicoterapéutico.
Extraemos dos relatos del libro para su consideración:
EL OJO
Un día dijo el Ojo:
-Más allá de estos valles veo una montaña envuelta en azul velo de niebla.
¿No es hermosa?
El Oído oyó esto, y tras escuchar atentamente otro rato, dijo:
-Pero; ¿dónde está esa montaña?
No la oigo... Luego, la Mano habló, y dijo:
-En vano trato de sentirla o tocarla;
no encuentro ninguna montaña.
Y la Nariz dijo:
-No hay ninguna montaña por aquí; no la huelo.
Luego, el Ojo se volvió hacia el otro lado, y los demás sentidos
empezaron a murmurar de la extraña alucinación del Ojo.
Y decían entre sí: " ¡Algo debe de andar mal en el Ojo!"
-Más allá de estos valles veo una montaña envuelta en azul velo de niebla.
¿No es hermosa?
El Oído oyó esto, y tras escuchar atentamente otro rato, dijo:
-Pero; ¿dónde está esa montaña?
No la oigo... Luego, la Mano habló, y dijo:
-En vano trato de sentirla o tocarla;
no encuentro ninguna montaña.
Y la Nariz dijo:
-No hay ninguna montaña por aquí; no la huelo.
Luego, el Ojo se volvió hacia el otro lado, y los demás sentidos
empezaron a murmurar de la extraña alucinación del Ojo.
Y decían entre sí: " ¡Algo debe de andar mal en el Ojo!"
LOS DOS ERUDITOS
Vivían en la antigua ciudad de Aflcar dos eruditos que odiaban y
despreciaban cada uno el saber del otro: Porque uno de ellos negaba que los
dioses existieran, y el otro era creyente.
Un día ambos se encontraron en el mercado, y en medio de sus partidarios
empezaron a discutir acerca de la existencia o de la no existencia de los
dioses. Y separáronse tras horas de acalorada disputa.
Aquella noche, el incrédulo fue al templo y se postró ante el altar, y pidió a
los dioses que le perdonaran su antigua impiedad.
Y a la misma hora, el otro erudito, el que había defendido la existencia de
los dioses, quemó todos sus libros sagrados, pues se había convertido en
incrédulo.
despreciaban cada uno el saber del otro: Porque uno de ellos negaba que los
dioses existieran, y el otro era creyente.
Un día ambos se encontraron en el mercado, y en medio de sus partidarios
empezaron a discutir acerca de la existencia o de la no existencia de los
dioses. Y separáronse tras horas de acalorada disputa.
Aquella noche, el incrédulo fue al templo y se postró ante el altar, y pidió a
los dioses que le perdonaran su antigua impiedad.
Y a la misma hora, el otro erudito, el que había defendido la existencia de
los dioses, quemó todos sus libros sagrados, pues se había convertido en
incrédulo.
Además, con el desarrollo en las últimas décadas de las corrientes psicoterapéuticas basadas en el construccionismo social, Khalil Gibrán puede ser considerado claramente un precursor literario de la psicoterapia sistémica narrativa. Ver artículo relacionado.
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